miércoles, 20 de marzo de 2019

Reflexiones I

Cuando voy a pilates mis compañeras superan los 50 años y es allí esperando a que llegue el profesor que me doy más cuenta que nunca que el paso del tiempo es inexorable. La edad de esas mujeres, cuando era niña, me parecían lejanas, muy lejanas y a día de hoy con casi 40 años, las veo demasiado cercanas.

Todavía siento y pienso que tengo mucha vida por delante, pero el tiempo es voraz y demasiado rápido, y en menos de que cante un gallo estaré como ellas, yendo al gimnasio para mantener una forma que no hice cuando era joven.

Siento que soy joven, sé que no puedo para el tiempo si quiero mantenerme viva, pero ahora me asalta la siguiente duda, ¿tendré tiempo suficiente para hacer todo lo que quiero? y más aún, ¿podré hacerlo? Me refiero que hay cosas que no hice en su momento, por sabe dios que motivo, pero hacerlas ahora será demasiado anacrónico y ridículo. ¿Es mejor asumir que me he perdido etapas de mi vida? ¿O es buena idea llevarlas a cabo ahora?

Había un capítulo de Fraser que trataba esto mismo, en aquel caso Niles, llevaba a cabo una locura de juventud por su novia y no salía como él se esperaba, pero claro, es una ficción, no es el mejor ejemplo a seguir.

La verdad es que siento que tengo que exprimir cada segundo de mi vida, sobretodo cuando no trabajo, para poder decir de mayor que tuve una vida plena, con muchas locuras y puede que no todas en la juventud.

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