sábado, 22 de julio de 2017

Planes improvisados... los mejores

El pasado jueves llamé a unos amigos para tomar algo, tras un duro día de trabajo y varios sin salir de casa más que a comprar el pan, y de una manera bastante improvisada surgió el plan de ir a La Bolera de Lugo de Llanera a ver el el concierto que cada 15 días organizan.

En un cuarto de hora nos ubicamos, marcamos un punto de encuentro para que, el que iba en coche nos recogiese y cambiamos la lluviosa Oviedo por la gris Lugo de Llanera. Tras caleyar por carreterinas entre prados verdes a rabiar, llegamos al lugar con la tranquilidad de que allí no llovía y que el concierto seguía en pie.

La banda con petos vaqueros y sombreros de cowboy estaban un poco alejados de las mesas de merendero donde estaba desperdigado el público, algunos verdaderamente interesados en la banda y otros de charla que los tenían de fondo, pero estos no molestaban en absoluto.



Curiosamente, el otro día pensaba, en los cabarets de los años 20 estadounidenses en los que la gente iba, se sentaban en su mesa, comían y miraban el espectáculo y pensaba, que eso hoy en día no triunfaría y fíjate que precisamente eso es lo que vi e hice el pasado jueves en La Bolera. Nos sentamos, justo enfrente de los músicos, nos pedimos unas botellas de sidra y una tortilla de patatas y mientras los músicos tocaban nosotros disfrutábamos de la comida, la bebida, la compañía y por supuesto de la música.

Puede que ese tipo de negocios no vuelvan a triunfar, pero está claro que la idea de estar en un merendero y tener una banda de fondo es un plan bastante atrayente. Y además en este caso la música era excelente, un rockabilly que incitaba salir a bailar y aprovechar el espacio vacío entre el público y la banda, pero la verdad es que nadie de animó más a allá de una pareja, el resto movíamos nuestras cabezas y piernas sin levantarnos de la mesa.

Durante una hora disfrutamos del concierto de Los Vólidos con bis incluido, tras lo cual seguimos bebiendo sidra y charlando para relajarnos de una dura jornada laboral.


P. D.: Iba a poner un vídeo de su actuación, pero no sé por qué no me deja.




sábado, 15 de julio de 2017

Los placeres de la comida sin cocinar: Nostrum

Nostrum es una tienda, cafetería, restaurante, de origen catalán, en donde te venden platos tanto para comer en el local como para llevar a unos precios casi irrisorios, ya que cuestan o 1, 2 o 3 euros con tarjeta de socio, sin tarjeta siguen siendo bien baratos. La tarjeta es hoy en día una aplicación en el móvil, con la que te mantienen informados sobre las novedades de la cadena, y la posibilidad de hacer tú pedido con las opciones de recoger en tienda o entrega a domicilio, siempre y cuando cuentes con una tienda cerca de tu casa.

La idea de Nostrum y así reza su publicidad, es que es comida casera lista para tomar y sin que tengas que cocinarla. 
Hace años cuando conocí a Nostrum fue una época en la que tuve que hacer una sustitución a un compañero que estaba de baja en mi antigua empresa, y la verdad no me apetecía ponerme a cocinar y llevarme el tuper, así que un día yendo al trabajo descubrí una tienda de Nostrum y la verdad fue todo un descubrimiento y desde entonces siempre que voy a Madrid tanto por trabajo como por ocio acabo comprando allí la comida.
La comida está rica, pero la pega que yo le pongo es que los platos tanto de pescado como de carne están secos, demasiado cocinados. Con lo cual cuando voy a una de sus tiendas al no comprar esos platos me limita un poco la variedad, pero bueno, aún así hay bastante donde elegir.
Dependiendo de la estación del año hay sopas, cremas de verduras o gazpacho o vichyssoise, luego en la franquicia a la que yo voy, no sé si pasa en todas, hay dos tipos de paella (mixta y valenciana), cous-cous con verduras y pollo, pollo asado al cuál un poquito más de salsa y de guarnición no estaría mal, las tortillas están muy buenas y tienen variedad no solo de patata. Lo que suele ofertar fuera de las vitrinas principales (croquetas, pollo empanado, cordon bleu) no están tan seco como los platos envasados que comentaba antes. Y además tiene una vitrina con zumos y bebidas y otra para postres ya sean dulces como yogures (muy ricos), fruta…

Al ser una franquicia no hay en toda las partes, en su web te muestran donde tienen tienda como en Cataluña, Madrid, Zaragoza, Bilbao, San Sebastián, Valencia, Alicante, Palma y también más allá de nuestras fronteras en Toulouse, Montpellier, Cannes y París.

No es que quiera hacerles la pelota, pero creo que es una franquicia a conocer y que puede dar una solución bastante respetable a mucha gente trabajadora como a estudiantes y solo quería contar mi experiencia. 

Ahora, la que me genera mucha curiosidad es la de Wetaca, cuando la pruebe os cuento.

miércoles, 12 de julio de 2017

Festivales

En mis 37 años de vida he ido a muchos festivales de música y espero poder seguir haciéndolo por muchos años más, por que me encanta la música, y la música en directo, pero lo que veo y he vivido recientemente en el Mad Cool, es que la gente va como si fuera a una fiesta de pueblo. Con la diferencia de que aquí se gastan un pastizal en entrar. No cierran el pico ni queriendo, hablan en corrillos, mientras muchos vamos a disfrutar del concepto fiesta que supone un festival, pero sobretodo vamos a escuchar música y poder ver en dos tres días a cuántos grupos mejor o a nuestro grupo favorito. 

Otro de los problemas que veo es la falta de respeto hacia los músicos, ellos subidos al escenario tocando sus temas están trabajando y hay que respetarles estando en silencio y escuchándoles. En muchas ocasiones puedes cantar y corear sus canciones y sentirte uno más como sucede en los conciertos de Vetusta Morla, pero en otras ocasiones, que es algo más íntimo, pues sinceramente no creo que sea ni el momento ni el lugar para comerle a tú amiga que fuiste a la compra y te olvidaste de los melocotones, chica eso puede esperar, digo yo. 

Hace unos meses escuché en la radio por qué Albert Pla canta tan bajo y es por que así la gente tiene que estar en silencio para poder escucharle y me encantó el razonamiento, si vas a un concierto suyo has de estar callado y escuchándole a él, para eso has pagado la entrada, ¿no?

Richard Hawley suele reñir al público si hablan en sus conciertos, tanto en sala como en festivales, de las últimas veces que le vi en directo, dijo a un grupo de gente que para qué habían comprado la entrada si iban a hablar. Por que no solo es una falta de respeto a los que están encima del escenario, sino también a los que hemos ido a escucharles. Y todo esto es falta de educación, no se ve a la música como un arte en el que vas a verles, si no que es algo que está de fondo. ¿A qué esta gente no va al teatro y se ponen a hablar en mitad de la función?, pues es lo mismo, una cosa es comentar con la gente gente con la que has ido al concierto ciertos detalles en un todo bajo de voz y otra es pasar olímpicamente de lo que pasa en el escenario.

Se ha llegado a un punto en los festivales que es cool ir a uno de ellos y muchísima gente solo va a que le vean, postureo puro y duro. Van al concierto de Wilco o Kings of Leon y lo único que hacen es sacarse selfies para subirlas a sus redes sociales y poder decir que vieron en directo a tal o pascual cantante, cuando si realmente eres fan te puedes hacer una o dos fotos, pero a lo que realmente vas es a escucharle y a verles en directo. 

La verdad es que de todos los festivales que he ido, este último (Mad Cool) es el que menos me ha gustado, el postureo del que hablo llegó hasta tal punto que en el concierto de Kings of Leon hubo momentos que no escuchaba al cantante del jaleo que tenía a mi alrededor y la verdad, una de las razones por las que me compré la entrada fueron ellos y me fastidió bastante, por que encima no estaba tan lejos como para estar en la zona de "fiesta" en la que están viendo el concierto de lejos por que ni te va ni te viene.

Está claro que nos queda mucho que aprender de otros países respecto al respeto que se tienen hacia lo músicos, por que no se me olvidará en la vida el concierto de Radiohead el año pasado en el Primavera Sound. Yo, como prácticamente todos allí queríamos verles y claro, no todos podemos estar en primera fila. Yo estaba lejísimos, veía el escenario y al grupo encima de él, pero eran diminutos a mis ojos. La gente a mi alrededor estaba en silencio disfrutando del grupo británico, coreando sus canciones cuando tocaba y llegando al delirio cuando tocaron Creep.

Un festival es un sitio al que se va a disfrutar de la música en directo y ya que estás allí puedes comparte algo del merchandising, o puedes comer, (aunque yo soy muy partidaria de que te permitan meter comida y así te ahorras pasta y el peñazo de hacer colas en la otra punta del festival, cómo suele ocurrir en algunos festivales), o beber, por supuesto, pero lo de subirte a la noria o hacerte un tatuaje cómo que no me parece ni el momento ni el lugar.