miércoles, 12 de julio de 2017

Festivales

En mis 37 años de vida he ido a muchos festivales de música y espero poder seguir haciéndolo por muchos años más, por que me encanta la música, y la música en directo, pero lo que veo y he vivido recientemente en el Mad Cool, es que la gente va como si fuera a una fiesta de pueblo. Con la diferencia de que aquí se gastan un pastizal en entrar. No cierran el pico ni queriendo, hablan en corrillos, mientras muchos vamos a disfrutar del concepto fiesta que supone un festival, pero sobretodo vamos a escuchar música y poder ver en dos tres días a cuántos grupos mejor o a nuestro grupo favorito. 

Otro de los problemas que veo es la falta de respeto hacia los músicos, ellos subidos al escenario tocando sus temas están trabajando y hay que respetarles estando en silencio y escuchándoles. En muchas ocasiones puedes cantar y corear sus canciones y sentirte uno más como sucede en los conciertos de Vetusta Morla, pero en otras ocasiones, que es algo más íntimo, pues sinceramente no creo que sea ni el momento ni el lugar para comerle a tú amiga que fuiste a la compra y te olvidaste de los melocotones, chica eso puede esperar, digo yo. 

Hace unos meses escuché en la radio por qué Albert Pla canta tan bajo y es por que así la gente tiene que estar en silencio para poder escucharle y me encantó el razonamiento, si vas a un concierto suyo has de estar callado y escuchándole a él, para eso has pagado la entrada, ¿no?

Richard Hawley suele reñir al público si hablan en sus conciertos, tanto en sala como en festivales, de las últimas veces que le vi en directo, dijo a un grupo de gente que para qué habían comprado la entrada si iban a hablar. Por que no solo es una falta de respeto a los que están encima del escenario, sino también a los que hemos ido a escucharles. Y todo esto es falta de educación, no se ve a la música como un arte en el que vas a verles, si no que es algo que está de fondo. ¿A qué esta gente no va al teatro y se ponen a hablar en mitad de la función?, pues es lo mismo, una cosa es comentar con la gente gente con la que has ido al concierto ciertos detalles en un todo bajo de voz y otra es pasar olímpicamente de lo que pasa en el escenario.

Se ha llegado a un punto en los festivales que es cool ir a uno de ellos y muchísima gente solo va a que le vean, postureo puro y duro. Van al concierto de Wilco o Kings of Leon y lo único que hacen es sacarse selfies para subirlas a sus redes sociales y poder decir que vieron en directo a tal o pascual cantante, cuando si realmente eres fan te puedes hacer una o dos fotos, pero a lo que realmente vas es a escucharle y a verles en directo. 

La verdad es que de todos los festivales que he ido, este último (Mad Cool) es el que menos me ha gustado, el postureo del que hablo llegó hasta tal punto que en el concierto de Kings of Leon hubo momentos que no escuchaba al cantante del jaleo que tenía a mi alrededor y la verdad, una de las razones por las que me compré la entrada fueron ellos y me fastidió bastante, por que encima no estaba tan lejos como para estar en la zona de "fiesta" en la que están viendo el concierto de lejos por que ni te va ni te viene.

Está claro que nos queda mucho que aprender de otros países respecto al respeto que se tienen hacia lo músicos, por que no se me olvidará en la vida el concierto de Radiohead el año pasado en el Primavera Sound. Yo, como prácticamente todos allí queríamos verles y claro, no todos podemos estar en primera fila. Yo estaba lejísimos, veía el escenario y al grupo encima de él, pero eran diminutos a mis ojos. La gente a mi alrededor estaba en silencio disfrutando del grupo británico, coreando sus canciones cuando tocaba y llegando al delirio cuando tocaron Creep.

Un festival es un sitio al que se va a disfrutar de la música en directo y ya que estás allí puedes comparte algo del merchandising, o puedes comer, (aunque yo soy muy partidaria de que te permitan meter comida y así te ahorras pasta y el peñazo de hacer colas en la otra punta del festival, cómo suele ocurrir en algunos festivales), o beber, por supuesto, pero lo de subirte a la noria o hacerte un tatuaje cómo que no me parece ni el momento ni el lugar.




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