miércoles, 27 de enero de 2021

La locura de la comida y la salud

Hace unas semanas vimos con estupor como ciertos productos de la huerta triplicaban su precio a causa del temporal Filomena. Esta no solo dejó nieve en ciudades como Madrid, sino que dificultó que agricultores vendiesen sus productos, uno, por que habían perdido parte de la cosecha a causa de las heladas y la nieve, y otro, por que los camiones no podían circular. Por tanto, la ley de la demanda y oferta se puso en marcha, la gente quería sus berenjenas, sus tomates…, pero no llegaban a sus mercados y el precio aumentó de forma desorbitada.

Lo que me plantea la siguiente pregunta ¿qué hace nadie queriendo comer una berenjena en pleno mes de enero? La berenjena es una planta de verano no de invierno, si empezamos por ahí ya todo cambia y todo adquiere un cariz diferente. Nos hemos malacostumbrado a tener todo, todo el año y eso no es natural. 

Ahora que empezamos a concienciarnos acerca del cambio climático, que los productos ecológicos ya no son cosa rara en las tiendas ni supermercados, deberíamos sentarnos a reflexionar sobre el tipo de consumo que realizamos no solo por el planeta, qué también, sino por nuestra salud. No abogo por el veganismo, solo digo que debemos volver a lo que nuestro abuelos o bisabuelos hacían, que es comer lo que se tiene en casa, lo que se tiene cerca y sobretodo sin nada de aditivos ni pesticidas.

Mientras veía la noticia de la subida de los precios de las verduras por televisión el otro día, me fijaba que detrás del agricultor que hablaba se veía un climatizador en su invernadero, para poder cultivar a la temperatura adecuada los productos que ahí tenía. Eso no es natural, una cosa es proteger los cultivos con mantas térmicas y otras crearles el clima a medida para poder tener tomates todo el año.

Es cierto que los climas de España son diversos dependiendo de la zona en la que nos encontremos. Por ejemplo las temporadas de ciertos productos son distintas, pero no milagrosas, puede que en el sur dure más la temporada de tomates o berenjenas, pero no es natural que haya esos productos todo el año, los hay porque no solo usan invernaderos con mejor climatización que algunas casas, sino que también usan productos químicos para mejorar sus cosechas. 

Ojo, que también hay un gran número de agricultores que no usan productos químicos y sus huertas están certificadas por su comunidad y por ende por Europa como ecológicas. Pero este punto siempre me ha planteado polémica, como es posible que una huerta que "manipula" el clima de la plantación y por tanto los ciclos del producto puede ser ecológico, pues porque la certificación ecológica se da por no usar productos químicos y por plantar en tierra, en el suelo, lo cual genera biodiversidad en la propia tierra. Pero insisto deberían también tener en cuenta si las huertas respetan los ciclos y los productos de temporada de cada fruta y verdura, si conseguimos eso habremos no solo mejorado nuestros hábitos sino también el planeta.

Por tanto debemos retomar la cultura de comer productos de temporada y siempre que podamos que sean ecológicos, nuestra salud nos lo agradecerá.