martes, 21 de junio de 2016

Primavera Sound

(Tercera tanda)

Ya estamos en la tercera jornada de este gran festival, ya estamos cerca de terminar la crónica de lo que viví en mi primer y espero que no último, Primavera Sound. 

Igual que el día anterior quería llegar pronto para disfrutar del concierto de Joana Serrat y en esta ocasión lo conseguí, sin problemas. Así que llegué y me senté en las gradas del escenario Ray-Ban. Había hecho un día tormentoso, con la amenaza de lluvia todo el rato, pero como mucho cayeron cuatro gotas. A pesar de ese ambiente cargado, en el concierto de Joana, lucía el sol y los allí presentes (muchos padres con sus hijos y sus enormes cascos), pudimos disfrutar de un gran concierto, a ratos tranqui y a ratos más movido para comenzar la última jornada con ganas de darlo todo. Y así fue, tras el concierto de Joana Serrat, me fui a ver a Wild Nothing en el escenario Heineken, en la otra punta del festival. ¡Increíble ya había gente cogiendo sitio para una de las atracciones de la tarde-noche, Brian Wilson y su Pet Sounds! Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. Todavía son las 18:00 de la tarde. La verdad es que Wild Nothing no estuvieron mal, son un grupo más de pop inglés, no me dejaron especial huella, la verdad. Por lo que les siguieron después, sí que lo hicieron. Y esos fueron Manel.

He de decir que me gustan mucho estos chicos, pero en disco son mucho más tranquilos que en directo, donde dan una caña que no me esperaba la verdad. En el escenario H&M, puede que estuviesemos todos los no extranjeros del festival. Empezaron fuerte y tocaron tanto temas de su último album como grandes clásicos y todos coreamos. Reconozco que en algunas no coree, por que todavía no me sé todas las letras a pies juntillas. Pero el concierto de Manel fue una fiesta que no me esperaba y que me encantó.

Tras el subidón de Manel, decidí sentarme y descansar un pelín mientras veía en la distancia y a través de las pantallas el concierto de Brian Wilson. No iba a ver mucho, quería hacer tiempor para ir a ver a mi adorado Richard Hawley.  Si no recuerdo mal, Wilson incluso empezó antes de tiempo y lo hizo con un clásico no solo de los Beach Boys, sino del pop en general Wouldn't It Be Nice. La gente empezó a llegar saltando y corriendo por el momento histórico que se estaban perdiendo. Tras lo cual, lo que no somos demasiado conocedores de las gracias de ese disco icónoco del pop, nos fuimos hacia otros derroteros. Eso, sí, a lo tonto yo ya es la segunda vez que le veo. Hace años en un FIB, tocando su disco Smile, entonces sí que me quedé.

Pero volvamos a lo que nos toca, mientras dejaba a mi espalda a Brian Wilson y a su banda, aunque parecía una orquesta en plan big band, me dirijí hacia el escenario Ray-Ban. Todavía no había mucha gente, lo cual me vino de perlas para acercarme a las primeras filas y desde allí pod disfrutar de uno de mis imprescindibles en esta edición. Su concierto fue corto, pero intenso, no se anduvo con chiquitas y tocó tanto canciones de su último disco, como Which Way como clasicazos de toda la vida como Tonight the Streets Are Ours. Ni siquera hizo su clásica broma a la hora de presentar a la banda, eso sí, tuvo un percance en la última canción There's a Storm Comin', él empezó a cantar me no oía el piano, he hizo la broma que bueno, ha sido un placer, adios. Y mietras arreglablan el tema del sonido, se volvió a despedir intentando repetir palabra por palabra, lo cual no consiguió cien por cien. Pero, dio, igual, como siempre hizo un gran concierto y tanto si eres una incondicional como yo, como si era el descubrimiento de la noche, su voz, sus canciones y su arte en el escenario te habrán conquistado para siempre. Toque curioso, como comenté antes, hacía un día tormentoso y mientras Richard cantaba a esa posible tormenta acercándose, yo pensaba, no por favor, que no llueva que no me he cogido el chubasquero.

Al final la tormenta anunciada por Richard, no llegó, y salí del concierto con una sonrisa de oreja a oreja tras volverle a ver en directo, siempre es un placer escuharle. Mientras iba saboreando el concierto, me dirijí de nuevo sl escenario H&M para ver a Deerhunter. Tenía muchas ganas de verlos, ya que uno de sus discos me encanta. Así que me fui metiendo entre la gente para pillar un sitio medio decente, no me fui difícil encontrar uno y allí me quedé. Reconozco que los momentos en los que más disfruté fue cuando tocaron las canciones que conozco, pero también disfruté las que no. Me gustaron, eso sí, ¿el cantante come?, porque madre mía que delgado es y con ese sombrero enorme, parecía todavía más delgado.

Pero como bien dijo el cantante de Deerhunter, era sábado noche y había que difrutarla como si no hubiera mañana y que mejor que hacerlo con el plato fuerte de la noche que era PJ Harvey. Hacía bochorno, había intentado caer alhgunas gotas en el concierto anterior, me no fue a más. Cosa que agradecí por que hubiera sido un coñazo si hubiese llovido, no solo por que te mojas, si no también que en donde me hubiera sentado a descansar. Pero el bochorno del mediterráneo como luego comprobé no me sienta nada bien. PJ Harwey tocaba en el escenario Heineken y en esta ocasión estaba más cerca que en el concierto de Radiohead, pero no super cerca. Veía el escenario perfectamente y las pantallas, había gente a mi alrededor, pero no agobiante. Y el concierto empezó, puntual y solemne. Salieron los músico tocando tambores, trompetas y otros isntrumentos de viento. Todos vestidos de negro, todos hombre menos PJ, ubicada justo en el centro tocando como uno más. Al rato se dirijió al micro y comezó a cantar. Con unestilismo extraño y unos pseudo bailes, PJ Harwey nos conquistó. Presentaba su último y combativo disco y nos noqueó, tanto que con el calor prácticamente me desmayé. Me dio una bajada de azúcar y por mi sana costumbre dr llevar siempre un caramelo encima, me lo tomė antes de desmayarme en mitad del gentío, eso sí, cuando empecé a salir de allí, perdí un poco la visón y los allí presentes fueron muy amables, me abanicaron, me dieron agua, mientras yo me reponía del susto sentada en el suelo. No fue una experiencia agradable, pero he de decir que los desconocidos que me ayudaron fueron muy amables y ya recuperada se lo agradecī y desde aquí sigo haciéndolo. Gracias. Tras el susto todavīa quedaba concierto que disfruté mucho más si cabe que antes del desmayo. Conciertazo, con y sin desmayo.

Tras lo cual, una vez terminado y sin ningún concierto en concreto a la vista, decidí que lo más sensato era ir a cenar y mientras cenaba escuchaba el concierto de Sigur Rós, de los cuales no soy muy fan por que me aburren un poco, no les he pillado el punto. Para tenerlos de fondo mientras cenaba, pues muy bien, es un puntazo, pero tras la cena, fui a mirar y no me motivaron nada, aunque el espectáculo en el escenario con su toque épico tenía buena pinta.

Tenía un poco de tiempo muerto hasta el concierto de Julia Holter, de la cual tampoco soy muy fan, por que no la conozco mucho, pero las canciones que había escuchado de ella, me habían molado lo suficiente como para acercarme a su concierto. Cuando llegué acababa de empezar, mi primera intención fue verlo de pie, pero su música es bastante tranqui, lo cual el cuerpo me pedía sentarme. Cosa bastante complicada en las gradas, así al suelo volví. En general me gustó el concierto, pero para esas horas de la noche en un festival, lo veía demasiado tranquilo. Pero no hay mal que por bien no venga, por que descansé, de mi noche movidita y me abrigué.

Finalizado el concierto de Julia Holter comenzaba en el escenario Heineken, Moderat, de los cuales no tengo ninguna referencia, pero he leído que el concierto estuvo brutal y por otro lado, en el escenario Primavera tocaba Ty Segall and The Muggers, concierto al que fui. No es que se muy fan de este hombre, pero las cosas que he visto y he escuhado me molaron lo suficiente como para decantarme por esta opción y no me arrepiento para nada. Su concierto fue una locura, había claramente dos públicos, los incodicionales que hacían pogo y se subian a sus manos para 'surfear' entre las primeras filas y lo que incondicionales o no, estabamos prudentemente alejados del mogollón. Hay que tener en cuenta que el escenario Primavera no es muy grande, así, todo era a pequeña escala. Todo el concierto fue potente y movido, el cantante se tiraba al público una y otra vez, gritaba, saltaba, se ponía la máscara para cantar y hacer el canelo de forma continua. Tanto fue asī que hubo un momento que pidió a los de seguridad que le dieran el micro a uno de los de la primera fila y ahí fue donde comenzó la parte más bizarra del concierto, pero también una de las más divertidas. El chico cogió el micro y continuó como si fuera el mismísimo Ty, el cual había abandonado momentaneamente el escenario. Cuando volvió, le dijo al chaval que se subiese él al escenario y Ty se quedaba abajo como un espectador más. Y dicho y hecho, el chaval casi de un brico subió al escenario, pidió la máscara de Ty y siguió gritando, tirándose por el suelo e interactuando con el resto de los músico, los cuales estaba flipando un poco, la verdad. También fue un puntazo ver a Ty Segall en primera fila haciendo de fan con ese mono azul de obrero.

La verdad es que se me hizo un poco largo esto, por que Ty Segall se reunió con el fan en el escenario y siguieron durante un rato más alargando el asunto. Lo cual se comió gran parte del concierto. Pero el momentazo que todos vivimos y sobretodo el chaval, está claro que es uno de los grandes momentos del festival. Al final como todo, el concierto lleguó a su fin, pero tras la insistencia del público, tocaron un tema más y salimos del escenario Primavera sabiendo que Ty Segall es un grande.

Eran prácticamente las tres de la mañana y no quería irme sin dar una última vuelta para despedirme, sabiendo que había escenarios y parte del recinto al cual no había entrado en los tres días. Así que me fui hacia el escenario Pitchfork a ver que se cocía, ya que los escenarios Heineken y H&M, ya habían bajado el telón por esta edición. En el Pitchfork me encontré a Roosevelt con su bailonga música y allí bailé mis últimos pasos festivaleros.

Como cierre solo quiero comentar que me sorprende que la pulsera no me diese acceso a todos los escenarios. Al Auditori podía asistir haciendo cola hasta completar aforo, ya que el grueso de las entradas se adquirian si te habīas comprado una versión VIP de la entrada, mientras que en el escenario Heineken Hidden Stage, tenías que ir a las 16:00 de la tarde para pillar la entrada para ese escenario y llegado el momento, hacer cola para entrar. Sinceramente no me parece ni justo ni cómodo, porque no he visto grupos que quería ver por que el hecho de hacer cola me impedia de disfrutar de otros conciertos, como me pasó con Suede. En el caso del Hidden Stage, me quitó bastante las ganas de intentarlo, no solo el hecho de intentar pillar las entradas a las 16:00 de la tarde, sino que el día anterior había visto una cola enorme para entrar, mientras podías estar disfrutando o descubriendo cualquiera de los grupos del cartel.

Por lo demás no tengo queja alguna, me ha encantado asistir al Primavera Sound, espero repetir.

sábado, 18 de junio de 2016

Pimavera Sound 2016

(Segunda tanda)

El viernes me levanté descansada tras casi siete horas durmiendo y ya con vistas a la gran noche que me esperaba, esa noche tocaría Radiohead. La última vez que los había visto había sido en el 2011 en el BBKlive de Bilbao. Y la verdad, no tengo mucho recuerdo de ese concierto.

Pero, antes de hablar del plato fuerte de la noche. Comentaré mis experiencias en los conciertos de esa tarde. Llegué al festival a eso de las seis de la tarde, me hubieses gustado llegar antes, pero se me pegaron un pelín las sábanas en la siesta. Pero lo importante, es que vi, el final de White Fence y sobretodo me vi todo el concierto de Ben Watt Band, que era una de las atracciones que no me quería perder de la jornada del viernes. La verdad es que fue un concierto tranquilo, de los que es mejor ver sentada, cosa que no hice y mi espalda me reprochó durante el resto de la jornada. Pero problemas de espalda a parte, estuvo muy bien el concierto con un gran sonido y un buen ambiente entre los allí presentes. Fue el típico concierto del que sales con un gran sabor de boca, sabiendo que has visto un gran concierto sin grandes aspavientos, pero con grandes canciones y muy buenos músicos.

Del escenario Ray-Ban me fui dando un paseo hasta los escenarios Pitchfork y Adidas Originals para ver que se cocía y a parte de un viento bastante fresquete por allí estaban Moses Summey y Alex G. Mientras esperaba a que empezase Steve Gunn, me quedé por la zona sentada en las escaleras disfrutando del concierto de Alex G. Cuando empezó Steve Gunn me uní a los allí congregados, pero ese escenario se oía un poco mal, no sé si el estar tan abierto al mar puede tener algo que ver. Así que como no oía mucho y empezaba a quedarme congelada me fui hasta el escenario H&M pasando por la zona de comidas, ya que el hambre empezaba ha apretar. Cuando llegué al escenario H&M, la gente iba posicionándose para ver a Beirut. La parte delantera estaba prácticamente vacía, así que allí me metí, para cenar y disfrutar vía pantallas del concierto de Savages que se estaba desarrollando a mis espaldas. Y, aunque, no lo viví de primera mano, fue un concierto muy potente, con la cantante subida en las manos de las primeras filas. La primera vez que con ciertas dificultades, pero ya la segunda, indicó a los que le iban a coger cómo hacerlo, y claro la cosa mejoró considerablemente. ¡Qué energía dejaron sobre el escario y a los allí presentes, aunque fuese en la distancia!

Para calmar un poco la cosa, en el escenario de enfrente comenzaría el concierto de un grupo más pausado que Savages, pero no por ello aburrido, Beirut. Los americanos, subieron al escenario recordando su primer y accidentado paso por el festival, tras lo cual comenzaron su delicioso concierto. Tenía muchas ganas de verlos otra vez, ya que la vez anterior en el FIB tocaban casi a la vez que los Arctic Monkeys, y me fui a ver a los monos árticos que tanto me gustan. Pero en todos estos años, tenía una espinita clavada por el hecho de haberme perdido el concierto de Beirut, que me dijeron que había estado genial. Así que con esto en mente, me quedé allí disfrutando del concierto hasta el final, de sus trompetas balcánicas de los primeros discos, de su paso por la chanson française e incluso de sus coqueteos con el jazz. Como he dicho antes fue un concierto delicioso, atardeciendo y bailando como si en una fiesta de pueblo nos encontrásemos. Tan buenrollero fue el ambiente que cuando me tiraron una cerveza por encima, no pasó nada, no hubo malas caras, solo pidió perdón y me secó un poco. Fue bastante amable el chico, se sentía fatal.

Tras Beirut, le tocaba el turno al plato fuerte de la noche. Había muchísima gente, gente que salía del escenario H&M, gente que quería aprovechar para ir al baño con una colas de escándalo, gente haciendo cola en los bares, vamos que ante tanto gentío, decidí encontrar un sitio más a menos bueno para disfrutar de Radiohead. Prefería más cerca de donde lo encontré, pero era imposible avanzar un poco más. Y desde hace tiempo, prefiero estar cómoda y ver el escenario y como complemento las pantallas, que ver el escenario perfectamente y morir aplastada. Así que me quedé donde estaba, lo único malo es que justo delante de mi había un tío muy alto. Pero se fue en la segunda canción ya que le pareció aburrido, después de eso ya pude disfrutar del concierto tranquilamente, ya que estaba justo enfrente del escenario, veía a un minúsculo Thom Yorke, pero lo veía y encima el sonido era brutal, limpio, perfecto. Puede que al grupo que tenía delante, alto incluido, les pareciese un rollo las dos nuevas canciones, pero personalmente, creo que fue una primera toma de contacto entre la banda y el público, como si nos dijesen hemos vuelto y ahora vamos a disfrutar todos y toma si lo disfrutamos.
Una de las cosas que me sorprendió del concierto es que la gente que allí estábamos es por que queríamos estar, queríamos disfrutar y ver en directo al grupo que es Radiohead. Lo digo, porque, como he dicho antes yo estaba un poco lejos, y me temía que en ese lugar la gente estuviera hablando y no pudiera disfrutar del concierto como si estuviera en las primeras filas, pero no, la gente no hablaba, incluso mandaba callar, para que en las canciones más delicadas de la banda nos inundase a todos por igual. 
Uno de mis momentos favoritos, fue cuando las 50 000 personas que allí estábamos (lo leí luego en un periódico) coreamos el estribillo de Karma Police, es recordarlo y se me pone la piel de gallina. Glorioso. Y ya como colofón final, cuando ya habían terminado el concierto y por sorpresa, ya que muchos nos habíamos movido, van y tocan la canción que les hizo famosos y que nunca tocan, Creep. Nos pilló por sorpresa y la disfrutamos como si fuese un tesoro, que lo es. Fue un concierto enorme, que recordaré siempre que cierre los ojos y escuche sus canciones. 

Dentro del festival, fue un concierto especial, no solo por ser Radiohead, sino por que no compartía similitudes con el resto. La más evidente la duración del mismo, fue un concierto de Radiohead, dentro de un festival. No un concierto de festival normal y corriente que suelen ser más cortos. Otra diferencia era el tratamiento de las imágenes y de las pantallas. En estas normalmente veíamos lo que pasaba en el escenario, en esta ocasión se veía lo mismo que en las pantallas que tenía la banda encima de sus cabezas. Insisto, fue un conciertazo difícil de olvidar.

Tras el subidón, había que seguir disfrutando del festival y me puse en camino hacia el escenario Ray-Ban donde iban a tocar otros grandes Animal Collective, lo malo es que me coincidían con The Last Shadow Puppets compuesto por mis admirados Alex Turner y Miles Kane. Tomé la decisión de ver primero a los de Baltimore y el final de los ingleses para ya quedarme por aquella zona para ver a Beach House.
Vi poco de Animal Collective y me arrepiento bastante, por que me estaban gustando tanto como la primera vez que los vi y que los descubrí hace años en un FIB, pero me fui. Cuando llegué a The Last Shadow Puppets no se podía pasar a las primeras filas, así que me fui metiendo por el lateral hasta coger un sitio decente y lo que vi me aburrió soberanamente, eran dos colegas haciendo el moñas en un escenario delante de muchísima gente. He leído que fue uno de los grandes conciertos de la noche, puede que lo que yo no vi fuese la leche, pero lo que yo vi fue un bodrio, pero allí me quedé, ya no me daba tiempo a volver a Animal Collective. Eso, sí, dieron su espectáculo, en un momento parecía que se iban a dar un pico o cuando Miles Kane parecía que se estaba follando a su guitarra. Está claro, que otra oportunidad les voy a dar, pero no parten muy bien.

A esas horas de la noche estaba derrotada, ya eran las dos de la madrugada y volví al escenario Heineken para ver a Beach House, a los cuales les tenía muchas ganas, pero empezaron media hora tarde (único concierto de los que yo asistí, que empezó tarde). Así que decidí no verlos de pie, me fui a un lateral y allí esperé a que empezasen y allí me quedé durante todo el concierto. Como dije, en el concierto de Ben Watt Band, Beach House es un concierto para ver sentadito a pesar de los toque electrónicos que tienen. En general su música es tranquila. 
Mi espalda me mataba, eso no me impidió disfrutar muchísimo de su concierto, los veía perfectamente por la pantalla, a ratos incluso veía el escenario, ya que el público estaba en una hondonada y yo me encontraba en la parte alta. 

Durante el concierto de Beach House, mucha gente comenzó a irse hasta el día siguiente y aún así seguía habiendo mucha gente en el Parc del Fórum. Cuando terminó, me puse en marcha para salir por la puerta principal y de paso ver que se cocía en el resto de los escenarios que me iba encontrando por el camino. Y flipé cuando pasé por el de Ray-Ban, madre mía, cuantísima gente había allí. Las gradas a rebosar, no entraba ni alma más y en la ladera de al lado con los cuatro hierbajos secos, tampoco quedaba sitio. No me hubiese importado quedarme un ratito más, si hubieses encontrado sitio, pero como no fue así, me dirigí a la puerta como otra mucha gente. La salida parecía un hormiguero, mucha gente se iba, pero todavía queda muchísima otra gente. Y lo que más me sorprendió es que en ningún momento tuve sensación de agobio como he vivido en otros festivales.


miércoles, 15 de junio de 2016

Primavera Sound 2016

Sé que hace semanas que no escribo nada esta humilde bitácora, pero es que no he encontrado nada placentero en estas semanas que mereciese la pena ser comentado. Pero todo ha cambiado con el comienzo del mes de junio, pero vamos por partes.

En mi pasado cumpleaños mis hermanas me hicieron un regalazo (el abono para el Primavera Sound 2016). Me quedé anonadada, se salía del presupuesto que nos solemos marcar por todos los lados, me quedé en shock y he de decir que ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho nunca y mira que me han hecho bueno regalos.

Siempre quise ir al Primavera, pero nunca había podido y este año por fin se conjuraron los dioses y tuve la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores festivales de España. Si nunca habéis ido, ya estáis tardando y segundo es un festival distinto a todos a los que yo he ido. Primero es urbano, es gigante y suele tener un cartelazo de propuestas actuales, conocidas o no tanto, y de propuestas revival.

Jueves 2 de junio, mi primer día en el festival, recién llegada desde Madrid con mis ocho horas de bus a cuestas, llegué a un festival totalmente nuevo para mí. Cambié mi entrada por la pulsera y la tarjeta, cosa que me llamó mucho la atención y por fin entré en el Parc del Forum, con mi programa en la mano, no paraba de mirar los horarios y el plano para ubicarme y decir que ir a ver en el mundo de posibilidades se que me abría ante mí. Mientras me ubicaba, me paré ante el escenario Ray-Ban unplugged que se desenchufado tenía más bien poco, con las gafas de sol puestas y en contraluz el escenario no veía nada, pero los White Reaper que tocaban fueron ayudándome en mis primeras decisiones dentro del festival. 

Ese mismo día, en un horario un poco pronto para mi gusto tocaba Suede (19:30-20:30), en un escenario que no tenía muy claro como funcionaba. ¿Mi pulsera me daba acceso? ¿Tenía que hacer cola? ¿Tenía que salir del festival? Muchas dudas para comprobar que venían a presentar su último disco, que la verdad he escuchado muy poco. Llegando a la conclusión que si quería ver a The James Hunter Six en la otra punta del festival, sin tener aclaradas esas dudas y teniendo en cuenta que ya les había visto en el pasado Dcode, tomé la decisión de dejarles pasar en esta ocasión y centrarme en grupos no vistos, por lo menos en esta jornada. Así que, me fui al escenario H&M, alucinando con las dimensiones del festival.

Por fin, llegó el turno de The James Hunter Six, sabía más o menos que estilo tocaban, pero me sorprendió que fuesen tan animados, fue un buen comienzo moviendo el esqueleto. Para continuar con Daughter mientras cenaba y descansaba mi problemática espalda. Tras disfrutar tanto de la cena como del grupo, puse rumbo a explorar otros escenarios como el Ray-Ban, en donde tocaban Destroyer y de ahí al Primavera para ver a Suuns. En ambos casos me dejaron un poco descolocada, en algunas canciones me aburrían soberanamente y en otras lograban captarme e incluso me hacían bailar.

Tras de Suuns seguí mi ruta de descubrimiento y recalé en la parte del festival más cercana al agua y las más fría también. Allí en el escenario Pitchfork, que estaba a rebosar, vi un ratito de Vince Staples y aunque su música no es muy de mi estilo quedé alucinada con los brincos que daba el muchacho, madre mía que altura cogía y parecía que no se cansaba, ya que a la vez cantaba. ¡Qué energía!

Tras este paseo descubriendo el festival, volví al escenario H&M, es decir la otra punta del festival, para ir a disfrutar de uno de los grupos que más me gustan a día de hoy, Tame Impala. Salieron puntuales los australianos con ese punto hippie que gastan, el cantante descalzo y atusandose el pelo, para que no se le moviese su estética hippie. 
Comenzaron un poco fríos, cosa que intentaron paliar lanzando confeti demasiado pronto. Es un efecto chulo, pero me causa más impresión cuando estás más metido en el concierto y se produce esa explosión de de júbilo convertida en papelitos de colores. Pero bueno, fue un recurso bastante recurrente en su puesta en escena. Poco a poco me fui metiendo en el concierto y fueron tocando esas canciones por las que tan conocidos se hicieron hace un par de años, si no me equivoco. Los pobres tuvieron un problema técnico en una de las canciones y de repente dejaron de sonar, pensando que el concierto había terminado, muchos, entre los que me encuentro no marchamos hacia otros conciertos. Menos mal, en mi caso, que no marchaba lejos, ya que me iba al escenario de enfrente a coger sitio para ver a otros grandes de la noche LCD Soundsystem. Una vez allí, volvieron a salir y mucho público retornó a su sitio, pero como había pantallas en este nuevo escenario en dónde veía el concierto que se estaba produciendo a mis espaldas, allí me quedé disfrutando de las últimas canciones de Tame Impala, pudiendo terminar la abruptamente la canción interrumpida y lanzando como colofón final más confeti.

Ya era la una de la madrugada y ante el escenario Heineken nos encontrábamos bastante gente esperando a que empezase la fiesta de los neoyorquinos. Yo estaba deseosa de verlos, ya que los descubrí una vez separados, lo cual me dio mucha rabia en su momento. 
Me encantó su puesta en escena, muy original la idea de poner cámaras de forma cenital para ver la distribución del espacio de los músicos y sus instrumentos. La realización jugaba con las imágenes habituales y con estas nuevas cámaras dando una dimensión más molona al concierto y su retransmisión. Con la aparición de James Murphy en el escenario comenzó la fiesta en la que fueron desgranando sus canciones de sobra conocidas por los allí presentes, que fuimos bailando hasta soltar todos nuestros músculos. 
Conciertazo, uno de los grandes del festival. En mi caso salí del concierto con una sonrisa de oreja a oreja, no estaba cansada estaba encantada por haber visto por fin a ese grupo que me hace bailar mientras les escucho en el trabajo.

Tras su finalización lo allí congresos en su mayoría pusimos rumbo hacia el escenario Ray-Ban, como una manada de fans algo cansados, ya que eran las tres de la mañana, pero aún quedaba otro de los grandes nombres de la noche, Battles. Cuando llegamos muchos el concierto ya estaba empezado, pero no importaba estábamos dispuestos a seguir el ritmo que habíamos comenzado con LCD Sounsystem. Era la noche neoyorquina en el Primavera, tras una breve presentación en el que comentaron el poco tiempo del que disponían, comenzaron a tocar uno de sus grandes himnos, al cuál nos lanzamos a él como el que está en pleno éxtasis. La plaza estaba llenándose y en las gradas no entraba ni un alfiler.
Después de Battles si que estaba derrotada y mi espalda mi insistía en que ya era hora de descansar tras llevar despierta casi 23 horas, así que me fui a descansar.