Primavera Sound 2016
Sé que hace semanas que no escribo nada esta humilde bitácora, pero es que no he encontrado nada placentero en estas semanas que mereciese la pena ser comentado. Pero todo ha cambiado con el comienzo del mes de junio, pero vamos por partes.
En mi pasado cumpleaños mis hermanas me hicieron un regalazo (el abono para el Primavera Sound 2016). Me quedé anonadada, se salía del presupuesto que nos solemos marcar por todos los lados, me quedé en shock y he de decir que ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho nunca y mira que me han hecho bueno regalos.
Siempre quise ir al Primavera, pero nunca había podido y este año por fin se conjuraron los dioses y tuve la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores festivales de España. Si nunca habéis ido, ya estáis tardando y segundo es un festival distinto a todos a los que yo he ido. Primero es urbano, es gigante y suele tener un cartelazo de propuestas actuales, conocidas o no tanto, y de propuestas revival.
Jueves 2 de junio, mi primer día en el festival, recién llegada desde Madrid con mis ocho horas de bus a cuestas, llegué a un festival totalmente nuevo para mí. Cambié mi entrada por la pulsera y la tarjeta, cosa que me llamó mucho la atención y por fin entré en el Parc del Forum, con mi programa en la mano, no paraba de mirar los horarios y el plano para ubicarme y decir que ir a ver en el mundo de posibilidades se que me abría ante mí. Mientras me ubicaba, me paré ante el escenario Ray-Ban unplugged que se desenchufado tenía más bien poco, con las gafas de sol puestas y en contraluz el escenario no veía nada, pero los White Reaper que tocaban fueron ayudándome en mis primeras decisiones dentro del festival.
Ese mismo día, en un horario un poco pronto para mi gusto tocaba Suede (19:30-20:30), en un escenario que no tenía muy claro como funcionaba. ¿Mi pulsera me daba acceso? ¿Tenía que hacer cola? ¿Tenía que salir del festival? Muchas dudas para comprobar que venían a presentar su último disco, que la verdad he escuchado muy poco. Llegando a la conclusión que si quería ver a The James Hunter Six en la otra punta del festival, sin tener aclaradas esas dudas y teniendo en cuenta que ya les había visto en el pasado Dcode, tomé la decisión de dejarles pasar en esta ocasión y centrarme en grupos no vistos, por lo menos en esta jornada. Así que, me fui al escenario H&M, alucinando con las dimensiones del festival.
Por fin, llegó el turno de The James Hunter Six, sabía más o menos que estilo tocaban, pero me sorprendió que fuesen tan animados, fue un buen comienzo moviendo el esqueleto. Para continuar con Daughter mientras cenaba y descansaba mi problemática espalda. Tras disfrutar tanto de la cena como del grupo, puse rumbo a explorar otros escenarios como el Ray-Ban, en donde tocaban Destroyer y de ahí al Primavera para ver a Suuns. En ambos casos me dejaron un poco descolocada, en algunas canciones me aburrían soberanamente y en otras lograban captarme e incluso me hacían bailar.
Tras de Suuns seguí mi ruta de descubrimiento y recalé en la parte del festival más cercana al agua y las más fría también. Allí en el escenario Pitchfork, que estaba a rebosar, vi un ratito de Vince Staples y aunque su música no es muy de mi estilo quedé alucinada con los brincos que daba el muchacho, madre mía que altura cogía y parecía que no se cansaba, ya que a la vez cantaba. ¡Qué energía!
Tras este paseo descubriendo el festival, volví al escenario H&M, es decir la otra punta del festival, para ir a disfrutar de uno de los grupos que más me gustan a día de hoy, Tame Impala. Salieron puntuales los australianos con ese punto hippie que gastan, el cantante descalzo y atusandose el pelo, para que no se le moviese su estética hippie.
Comenzaron un poco fríos, cosa que intentaron paliar lanzando confeti demasiado pronto. Es un efecto chulo, pero me causa más impresión cuando estás más metido en el concierto y se produce esa explosión de de júbilo convertida en papelitos de colores. Pero bueno, fue un recurso bastante recurrente en su puesta en escena. Poco a poco me fui metiendo en el concierto y fueron tocando esas canciones por las que tan conocidos se hicieron hace un par de años, si no me equivoco. Los pobres tuvieron un problema técnico en una de las canciones y de repente dejaron de sonar, pensando que el concierto había terminado, muchos, entre los que me encuentro no marchamos hacia otros conciertos. Menos mal, en mi caso, que no marchaba lejos, ya que me iba al escenario de enfrente a coger sitio para ver a otros grandes de la noche LCD Soundsystem. Una vez allí, volvieron a salir y mucho público retornó a su sitio, pero como había pantallas en este nuevo escenario en dónde veía el concierto que se estaba produciendo a mis espaldas, allí me quedé disfrutando de las últimas canciones de Tame Impala, pudiendo terminar la abruptamente la canción interrumpida y lanzando como colofón final más confeti.
Ya era la una de la madrugada y ante el escenario Heineken nos encontrábamos bastante gente esperando a que empezase la fiesta de los neoyorquinos. Yo estaba deseosa de verlos, ya que los descubrí una vez separados, lo cual me dio mucha rabia en su momento.
Me encantó su puesta en escena, muy original la idea de poner cámaras de forma cenital para ver la distribución del espacio de los músicos y sus instrumentos. La realización jugaba con las imágenes habituales y con estas nuevas cámaras dando una dimensión más molona al concierto y su retransmisión. Con la aparición de James Murphy en el escenario comenzó la fiesta en la que fueron desgranando sus canciones de sobra conocidas por los allí presentes, que fuimos bailando hasta soltar todos nuestros músculos.
Conciertazo, uno de los grandes del festival. En mi caso salí del concierto con una sonrisa de oreja a oreja, no estaba cansada estaba encantada por haber visto por fin a ese grupo que me hace bailar mientras les escucho en el trabajo.
Tras su finalización lo allí congresos en su mayoría pusimos rumbo hacia el escenario Ray-Ban, como una manada de fans algo cansados, ya que eran las tres de la mañana, pero aún quedaba otro de los grandes nombres de la noche, Battles. Cuando llegamos muchos el concierto ya estaba empezado, pero no importaba estábamos dispuestos a seguir el ritmo que habíamos comenzado con LCD Sounsystem. Era la noche neoyorquina en el Primavera, tras una breve presentación en el que comentaron el poco tiempo del que disponían, comenzaron a tocar uno de sus grandes himnos, al cuál nos lanzamos a él como el que está en pleno éxtasis. La plaza estaba llenándose y en las gradas no entraba ni un alfiler.
Después de Battles si que estaba derrotada y mi espalda mi insistía en que ya era hora de descansar tras llevar despierta casi 23 horas, así que me fui a descansar.
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