sábado, 18 de junio de 2016

Pimavera Sound 2016

(Segunda tanda)

El viernes me levanté descansada tras casi siete horas durmiendo y ya con vistas a la gran noche que me esperaba, esa noche tocaría Radiohead. La última vez que los había visto había sido en el 2011 en el BBKlive de Bilbao. Y la verdad, no tengo mucho recuerdo de ese concierto.

Pero, antes de hablar del plato fuerte de la noche. Comentaré mis experiencias en los conciertos de esa tarde. Llegué al festival a eso de las seis de la tarde, me hubieses gustado llegar antes, pero se me pegaron un pelín las sábanas en la siesta. Pero lo importante, es que vi, el final de White Fence y sobretodo me vi todo el concierto de Ben Watt Band, que era una de las atracciones que no me quería perder de la jornada del viernes. La verdad es que fue un concierto tranquilo, de los que es mejor ver sentada, cosa que no hice y mi espalda me reprochó durante el resto de la jornada. Pero problemas de espalda a parte, estuvo muy bien el concierto con un gran sonido y un buen ambiente entre los allí presentes. Fue el típico concierto del que sales con un gran sabor de boca, sabiendo que has visto un gran concierto sin grandes aspavientos, pero con grandes canciones y muy buenos músicos.

Del escenario Ray-Ban me fui dando un paseo hasta los escenarios Pitchfork y Adidas Originals para ver que se cocía y a parte de un viento bastante fresquete por allí estaban Moses Summey y Alex G. Mientras esperaba a que empezase Steve Gunn, me quedé por la zona sentada en las escaleras disfrutando del concierto de Alex G. Cuando empezó Steve Gunn me uní a los allí congregados, pero ese escenario se oía un poco mal, no sé si el estar tan abierto al mar puede tener algo que ver. Así que como no oía mucho y empezaba a quedarme congelada me fui hasta el escenario H&M pasando por la zona de comidas, ya que el hambre empezaba ha apretar. Cuando llegué al escenario H&M, la gente iba posicionándose para ver a Beirut. La parte delantera estaba prácticamente vacía, así que allí me metí, para cenar y disfrutar vía pantallas del concierto de Savages que se estaba desarrollando a mis espaldas. Y, aunque, no lo viví de primera mano, fue un concierto muy potente, con la cantante subida en las manos de las primeras filas. La primera vez que con ciertas dificultades, pero ya la segunda, indicó a los que le iban a coger cómo hacerlo, y claro la cosa mejoró considerablemente. ¡Qué energía dejaron sobre el escario y a los allí presentes, aunque fuese en la distancia!

Para calmar un poco la cosa, en el escenario de enfrente comenzaría el concierto de un grupo más pausado que Savages, pero no por ello aburrido, Beirut. Los americanos, subieron al escenario recordando su primer y accidentado paso por el festival, tras lo cual comenzaron su delicioso concierto. Tenía muchas ganas de verlos otra vez, ya que la vez anterior en el FIB tocaban casi a la vez que los Arctic Monkeys, y me fui a ver a los monos árticos que tanto me gustan. Pero en todos estos años, tenía una espinita clavada por el hecho de haberme perdido el concierto de Beirut, que me dijeron que había estado genial. Así que con esto en mente, me quedé allí disfrutando del concierto hasta el final, de sus trompetas balcánicas de los primeros discos, de su paso por la chanson française e incluso de sus coqueteos con el jazz. Como he dicho antes fue un concierto delicioso, atardeciendo y bailando como si en una fiesta de pueblo nos encontrásemos. Tan buenrollero fue el ambiente que cuando me tiraron una cerveza por encima, no pasó nada, no hubo malas caras, solo pidió perdón y me secó un poco. Fue bastante amable el chico, se sentía fatal.

Tras Beirut, le tocaba el turno al plato fuerte de la noche. Había muchísima gente, gente que salía del escenario H&M, gente que quería aprovechar para ir al baño con una colas de escándalo, gente haciendo cola en los bares, vamos que ante tanto gentío, decidí encontrar un sitio más a menos bueno para disfrutar de Radiohead. Prefería más cerca de donde lo encontré, pero era imposible avanzar un poco más. Y desde hace tiempo, prefiero estar cómoda y ver el escenario y como complemento las pantallas, que ver el escenario perfectamente y morir aplastada. Así que me quedé donde estaba, lo único malo es que justo delante de mi había un tío muy alto. Pero se fue en la segunda canción ya que le pareció aburrido, después de eso ya pude disfrutar del concierto tranquilamente, ya que estaba justo enfrente del escenario, veía a un minúsculo Thom Yorke, pero lo veía y encima el sonido era brutal, limpio, perfecto. Puede que al grupo que tenía delante, alto incluido, les pareciese un rollo las dos nuevas canciones, pero personalmente, creo que fue una primera toma de contacto entre la banda y el público, como si nos dijesen hemos vuelto y ahora vamos a disfrutar todos y toma si lo disfrutamos.
Una de las cosas que me sorprendió del concierto es que la gente que allí estábamos es por que queríamos estar, queríamos disfrutar y ver en directo al grupo que es Radiohead. Lo digo, porque, como he dicho antes yo estaba un poco lejos, y me temía que en ese lugar la gente estuviera hablando y no pudiera disfrutar del concierto como si estuviera en las primeras filas, pero no, la gente no hablaba, incluso mandaba callar, para que en las canciones más delicadas de la banda nos inundase a todos por igual. 
Uno de mis momentos favoritos, fue cuando las 50 000 personas que allí estábamos (lo leí luego en un periódico) coreamos el estribillo de Karma Police, es recordarlo y se me pone la piel de gallina. Glorioso. Y ya como colofón final, cuando ya habían terminado el concierto y por sorpresa, ya que muchos nos habíamos movido, van y tocan la canción que les hizo famosos y que nunca tocan, Creep. Nos pilló por sorpresa y la disfrutamos como si fuese un tesoro, que lo es. Fue un concierto enorme, que recordaré siempre que cierre los ojos y escuche sus canciones. 

Dentro del festival, fue un concierto especial, no solo por ser Radiohead, sino por que no compartía similitudes con el resto. La más evidente la duración del mismo, fue un concierto de Radiohead, dentro de un festival. No un concierto de festival normal y corriente que suelen ser más cortos. Otra diferencia era el tratamiento de las imágenes y de las pantallas. En estas normalmente veíamos lo que pasaba en el escenario, en esta ocasión se veía lo mismo que en las pantallas que tenía la banda encima de sus cabezas. Insisto, fue un conciertazo difícil de olvidar.

Tras el subidón, había que seguir disfrutando del festival y me puse en camino hacia el escenario Ray-Ban donde iban a tocar otros grandes Animal Collective, lo malo es que me coincidían con The Last Shadow Puppets compuesto por mis admirados Alex Turner y Miles Kane. Tomé la decisión de ver primero a los de Baltimore y el final de los ingleses para ya quedarme por aquella zona para ver a Beach House.
Vi poco de Animal Collective y me arrepiento bastante, por que me estaban gustando tanto como la primera vez que los vi y que los descubrí hace años en un FIB, pero me fui. Cuando llegué a The Last Shadow Puppets no se podía pasar a las primeras filas, así que me fui metiendo por el lateral hasta coger un sitio decente y lo que vi me aburrió soberanamente, eran dos colegas haciendo el moñas en un escenario delante de muchísima gente. He leído que fue uno de los grandes conciertos de la noche, puede que lo que yo no vi fuese la leche, pero lo que yo vi fue un bodrio, pero allí me quedé, ya no me daba tiempo a volver a Animal Collective. Eso, sí, dieron su espectáculo, en un momento parecía que se iban a dar un pico o cuando Miles Kane parecía que se estaba follando a su guitarra. Está claro, que otra oportunidad les voy a dar, pero no parten muy bien.

A esas horas de la noche estaba derrotada, ya eran las dos de la madrugada y volví al escenario Heineken para ver a Beach House, a los cuales les tenía muchas ganas, pero empezaron media hora tarde (único concierto de los que yo asistí, que empezó tarde). Así que decidí no verlos de pie, me fui a un lateral y allí esperé a que empezasen y allí me quedé durante todo el concierto. Como dije, en el concierto de Ben Watt Band, Beach House es un concierto para ver sentadito a pesar de los toque electrónicos que tienen. En general su música es tranquila. 
Mi espalda me mataba, eso no me impidió disfrutar muchísimo de su concierto, los veía perfectamente por la pantalla, a ratos incluso veía el escenario, ya que el público estaba en una hondonada y yo me encontraba en la parte alta. 

Durante el concierto de Beach House, mucha gente comenzó a irse hasta el día siguiente y aún así seguía habiendo mucha gente en el Parc del Fórum. Cuando terminó, me puse en marcha para salir por la puerta principal y de paso ver que se cocía en el resto de los escenarios que me iba encontrando por el camino. Y flipé cuando pasé por el de Ray-Ban, madre mía, cuantísima gente había allí. Las gradas a rebosar, no entraba ni alma más y en la ladera de al lado con los cuatro hierbajos secos, tampoco quedaba sitio. No me hubiese importado quedarme un ratito más, si hubieses encontrado sitio, pero como no fue así, me dirigí a la puerta como otra mucha gente. La salida parecía un hormiguero, mucha gente se iba, pero todavía queda muchísima otra gente. Y lo que más me sorprendió es que en ningún momento tuve sensación de agobio como he vivido en otros festivales.


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