martes, 23 de abril de 2019

Punto de inflexión

El pasado domingo por la tarde, tras todo el día más o menos bebiendo cerveza, también comí algo, que conste, viví un momento muy triste para mi persona. Alguien a quién consideraba un amigo me hizo daño, yo creo que gratuitamente. Puede que le afectasen también las cervezas que llevaba en sangre, pero realmente no creo que le excuse.

Yo buscaba rematar el día con la última cerveza con un amigo entre risas y él pensó que quería acabar en su cama, nada más lejos de la realidad. El mensaje de WhatsApp en un primer momento parece inocente, pero guarda mucho rencor entre sus líneas y eso fue lo que me hundió.

Me tomé esa cerveza sola en un bar y con lágrimas en los ojos (triste, triste, triste, triste…) y para rematar lo puse en las redes sociales (mal, mal, mal…) y para colmo intenté comunicarme con otro clavo (vergüenza, vergüenza, vergüenza, vergüenza, vergüenza…).

La noche fue dura, no por que tuviera resaca, que como cené y bebí agua se difuminó, si no por que me di cuenta de lo que había hecho y pasado, y mi cabeza empezó a rumiar sin parar, y eso me despertó a las 6 de la mañana. No quería salir de casa, ni ver a nadie, quise borrar a este chico de mi vida de un plumazo (aunque creo que hubiera sido un comportamiento muy infantil por mi parte), con solo pensar en la posibilidad de encontrarme al otro clavo, creo soy capaz de morir de vergüenza delante de él.

Pero de momento nada de eso ha pasado, no he tenido que recurrir al ostracismo, lo único que he hecho para liberar mi mente de tal nefasta tarde ha sido escribir una obra de teatro. Hacía años que no escribía nada de ficción y hoy en una sentada me escrito una y ha sido muy liberadora. No sé si es publicable o representable, pero sinceramente es lo que menos me importa en estos momentos.

Sigo pensando que su comportamiento fue el inadecuado, que me atacó sin venir a cuento, pero también pienso que todos mis planes contra él puede que no los lleve a cabo, ya me he liberado del dolor tras la escritura de la obra. La verdad es que no queda bien parado y creo que se lo merece.

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