El pasado sábado 14 de julio dio por finalizada la tercera entrega del festival madrileño y a pesar de la cantidad de quejas vertidas en las redes sociales, he de decir que mi experiencia ha sido buena, mil veces mejor que la del año pasado.
La idea de enviar las pulsera me parece genial para así evitar las aglomeraciones y las colas del primer día y de las primeras horas. Pero aquí viene una de las primeras quejas de los usuarios de este año, cómo es posible que la organización no se diera cuenta de que el canje de pulsera iba a ser un caos. Vamos a ver, digo yo, que la organización sabría cuántas pulseras no se entregaron a domicilio, ¿no?, pues sabiendo eso y que la mayoría iría a primera hora del festival para canjearlas, es de género tonto no poner todos los medios a su disposición para evitar lo que no evitaron. Por mucho que se cayeran las redes, las cuáles también impidieron que muchos periodistas se pudieran acreditar y no se pudiera pagar con tarjeta de crédito. Lo cuál me parece curioso porque los lectores de la entrada pudieron leer el código de los que llevábamos las pulseras o era otra red o ¿cómo funcionan esos aparatos?
Lo mismo con el caos del aparcamiento, yo sinceramente si condujese, teniendo metro y autobuses para moverme al festival, hubiese pasado del coche, por mucho que me den la opción de parking. Había muchísima gente y a muchos se les ocurrió salir a la vez, es lo mismo que en las operaciones salida de vacaciones, te comes un atasco sí o sí.
Por otro lado otra de las quejas comunes del primer día era que perdías años de vida en las barras, aquello era el arte de la lentitud, en mi caso pequé de primeriza y me fui a la primera barra que vi sin pensar que a lo mejor no era la adecuada, como todo en la vida hay que tener una pequeña estrategia para saber cuál es la mejor barra para pedir o el mejor baño. Hay que procurar no ir a las barras más cercanas a las aglomeraciones a causa del concierto, lo mismo sucede con los baños, no vayas al que está al lado del escenario que acaba de terminar el concierto, lo más seguro es que tengas que esperar.
En cambio este año, la parte de comidas estaba muy bien, amplia con suficiente sitio para sentarse o tumbarse. No como el año pasado que era bastante insalubre y cutre.
En cuanto a la ubicación, está claro que ha habido un salto cualitativo en esta edición, la antigua sede se les había quedado pequeña el año pasado, mucha gente en poco espacio, llegó a ser agobiante. Mientras que este año, en ningún momento he tenido sensación de agobio y mira que éramos gente allí metida. Había un hormigueo constante de gente entrando y saliendo de conciertos, yendo a las barras a por bebida y todo bien. Así que bravo por esta nueva localización. La movilidad no fue caótica, pero tampoco fue clara. Antes de que se diera luz verde a las lanzaderas de metro y a los servicios especiales de la EMT, la organización sacó a la venta unos billetes de su propio autobús que iba desde Valdebebas a la plaza de Colón, autobús que había que coger tras caminar un ratito. El primer día estaba lleno de voluntarios que te iban indicando, además de los carteles, pero la ubicación del autobús a Colón no quedó clara en ningún momento y además nadie controlaba el ticket. Había bastante confusión con los autobuses de la EMT que iban a plaza de Castilla y que eran gratis. Otra cuestión era que había pocos autobuses para ir a Colón, mientras que para ir a plaza de Castilla había mogollón, llegando a ser más rentable coger el autobús de la EMT. Pero la verdad, es que los asistentes pudimos volver al centro ciudad sin más problemas que alguna cola por la cantidad de gente que éramos.
En cuanto a los conciertos todos se oían de lujo, no hacía falta estar delante para escuchar nítidamente al grupo en cuestión. Aunque es cierto que en la carpa donde estaban los escenarios Mondo Sonoro y Thunder Bitch el sonido era un pelín peor.
También es cierto que algunos conciertos al ser de día no se veían bien las pantallas pero cuando se veían, se veían de lujo y la realización fue fantástica creando un espectáculo completo no solo siendo una retransmisión simple de lo que estaba pasando en el escenario.
Así que mi experiencia en el MadCool de este 2018 ha sido muy positiva y volveré si el cartel vuelve a merecer tanto la pena como este año.
P. D.: Ese césped es una maravilla, pensaba yo que iba a ser como una moqueta rancia y sucia tras cada jornada, pero aguantó perfectamente. Al siguiente día que volvías estaba como nueva, deberían tomar nota los festivales que son sobre cemento o arenilla.
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