Anoche, 1 de febrero, mirando el Facebook me enteré que el Cá Beleño de Oviedo cerrará sus puertas el próximo 17 de febrero y la verdad me quedé planchada, no daba crédito a lo que estaba leyendo en el propio perfil del bar y no fui la única.
Soy una persona que le coge mucho cariño a las cosas y a los lugares que me han marcado en la vida y el Cá Beleño es una de ellas, por eso estoy triste y no entiendo por que tras 30 años cierra sus puertas.
El Cá Beleño es un bar mítico de Oviedo, situado en la calle Martínez Vigil, una calle bastante empinada que te lleva hacia la catedral y en el número 4 se encuentra esta delicia de bar irlandés, acogedor donde los haya, pero acogedor de verdad con esas mesas de cafetería antigua, toda esa madera, esas publicidades de Guinness, los carteles de la revolución del 34, la terraza…
Entre sus puertas he pasado tardes con las amigas del colegio tomando café irlandés, cosa bien curiosa ya que ni me gusta el café ni el whisky, cosas de juventud, supongo. Con 16 años, si no recuerdo mal, salí por primera vez en Nochevieja y allí fui con mis hermanos. Cuando vivía en Madrid y volvía a Oviedo en vacaciones iba de vez en cuando con mi hermana y mi cuñado y tras mi vuelta a la capital asturiana he vuelto varias veces, he tenido citas, risas con amigos e incluso quedé con un amigo para ir al 30 aniversario del bar en donde bebimos Ordum como si no hubiese mañana y ahora todo eso no volverá a repetirse y me entristece. Por que seguro que les irá bien en su nuevo proyecto y les deseo buena suerte, pero hoy me siento huérfana ante la realidad que se aproxima.
Es como cuando muere un artista que te ha ido acompañando a lo largo de tu vida, por alguna razón no te planteas que esa persona pueda morir y cuando lo hace te descoloca enormemente y eso es lo que siento en estos momentos por el cierre del Ca Beleño de Oviedo.
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